Ejercicios espirituales


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Exercitia spiritualia (1548).

Primera edición de Antonio Bladio, Roma (158x108 mm).
Los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola
son una breve serie de meditaciones, oraciones y ejercicios mentales
(el libro está disponible en varios formatos) diseñados para ser
realizados por un período de 28 a 30 días. El libro tiene
aproximadamente 200 páginas. Han sido escritos con la intención de
aumentar la experiencia personal de la fe católica. El mismo Ignacio los define:


Por este nombre se entiende todo modo de examinar la conciencia, de
meditar, de razonar, de contemplar; todo modo de preparar y disponer el
alma, para quitar todas las afecciones desordenadas (apegos, egoísmos,
...) con el fin de buscar y hallar la voluntad divina.


Un autor argentino, hijo de la Compañía de Jesús, escribía, hablando de los Ejercicios:


Este cuaderno contiene las experiencias ascéticas de un soldado del
Renacimiento, y su elaboración por él mismo, de un método y un training
(entrenamiento) aplicable a todos. ¿Se ha reflexionado lo suficiente
sobre la enorme paradoja que tal hecho involucra? El hecho es éste: una
experiencia religiosa concreta, una conversión ha sido como
desindividualizada y arquetipada, sin convertirse por eso ni en un
rígido esqueleto ni en un fantasma abstracto. Pienso que si los E.E. no
existieran, parecerían imposibles. Si antes de San Ignacio hubiéramos
presentado el proyecto a los teólogos y a los filósofos, s se hubieran
reído, o tal vez enojado –según el humor. Algunos los hubieran declarado
imposibles: utópicos. Otros, los hubiesen tenido por heréticos: pelagianos. O se hubieran escandalizado ante la sola idea de una máquina de convertir, tal como el buen hermano Pedroche en su protesta a la Inquisición de Toledo.1


Metodología típica y estructura de los ejercicios

Idealmente estos ejercicios fueron designados para realizarse en un
retiro apartado, durante el cual aquéllos que realicen los ejercicios no
tuviesen ningún tipo de distracción. Fueron diseñados también de manera
que fuesen realizados bajo la dirección de un director espiritual (San Ignacio habla siempre de "el que da los Ejercicios").


La meta principal aparenta ser el haber sido usados como parte del
programa de noviciado de la orden. Como tal, son requeridos como parte
del primer año de noviciado. Aunque otros católicos no necesariamente jesuitas han realizado los ejercicios, usualmente bajo la guía de un director espiritual
que es miembro de la orden. Un Instituto religioso que sigue esta
espiritualidad y practica los Ejercicios durante el noviciado y cada 10
años, es el Instituto del Verbo Encarnado.


Entre los ejercicios, las instrucciones diarias incluyen pláticas varias acerca de la naturaleza del mundo, psicología humana como la interpretaba Ignacio y la relación del hombre con Dios.
Durante cada día de los ejercicios, un participante típico de los
retiros podría leer dos o tres páginas de estas instrucciones, y luego
meditar sobre su significado y cómo lo podría aplicar a su vida
personal. Luego comenta a su director espiritual qué significado
tuvieron para él/ella estas instrucciones.


Una característica importante de los ejercicios es la obligatoriedad
de guardar silencio durante los mismos a toda hora (al levantarse por la
mañana, al vestirse, durante los alimentos, en los recesos, antes de
dormir), exceptuando los momentos en que se discute la reflexión acerca
de una conferencia o algún texto bíblico, de manera colectiva entre
todos los asistentes. Las conversaciones privadas no son permitidas a
menos que sean con el director espiritual, con pocas excepciones. El
motivo de esta práctica de silencio es obligar a la persona a realizar
una introspección de las experiencias que está viviendo en el ejercicio,
para que las medite a profundidad. A la experiencia de vivir estos
momentos de silencio en meditación continua también se les llama desiertos.


Aunque los ejercicios están diseñados para durar un mes,
existen versiones más cortas de 3, 7 o 15 días destinadas a los
católicos laicos u otras personas interesadas en hacer estos ejercicios.


Enseñanzas teológicas de los ejercicios

Algunos aspectos históricos de los ejercicios

Las enseñanzas extraídas de los ejercicios aparentan reflejar las ideas católicas del siglo XVI, tiempo durante el cual fueron escritos. Estas enseñanzas incluyen apoyo a la Cruzadas, oraciones a María,
absoluta obediencia a sus superiores, una motivación misionera muy
profunda, un vehemente deseo de defender el cristianismo católico de las
ideas de la Reforma Protestante
y de la expansión imperialista de los árabes que amenazaban la
existencia y la relevancia del catolicismo romano, que se encontraba
asimismo en crisis.


Punto de vista espiritual de los ejercicios

Los ejercicios están basados en las experiencias propias de su autor,
especialmente en las vividas durante los diez meses en los que estuvo
viviendo en Manresa como un eremita. Incluyen consideraciones acerca de la humildad, altruismo por el bien de la vida religiosa, reflexiones sobre la tendencia propia de caer en pecado, la visión de que el alma humana está continuamente guiada en dos direcciones: hacia la santidad. (Falta la otra dirección seguramente hacia el pecado) Consistente con la teología Católica Romana, los ejercicios hacen numerosas referencias a la creencia que el propósito más alto del hombre es glorificar
a Dios y no a sí mismo. Para este fin proveen de varias ilustraciones
de cómo uno puede controlar el satisfacer los más 'bajos' deseos y a su
vez, cómo se puede encontrar un medio para redireccionar las propias
energías hacia la realización del 'máximo' propósito de la vida.


Aplicaciones modernas de los ejercicios

En la actualidad, los Ejercicios espirituales son todavía una parte integral del período de entrenamiento del noviciado de la orden religiosa de los padres jesuitas (Compañía de Jesús).
Además, muchos programas de trabajo jesuitas en todo el mundo ofrecen
retiros al público en general en los cuales se emplean los ejercicios.


Aprovechando los beneficios de la tecnología se están implementando
los llamados Ejercicios en la Vida Cotidiana, los cuales siguiendo el
punto 192
de los Ejercicios de San Ignacio, se ofrecen para que la persona
realice sus Ejercicios Espirituales por Internet mientras sigue con su
vida diaria.


Referencias

  1. Castellani, Leonardo (1991). La catarsis católica en los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola. Epheta. p. 119. ISBN 950-99775-00-150.
  2. San Ignacio de Loyola, ed. (2010). Ejercicios Espirituales (8.ª edición). España: Edapor. p. 15. ISBN 968-60-56-49-1.
    «Al que estuviere demasiado ocupado en asuntos de gobierno o negocios
    convenientes, si es culto y de talento, tomando una hora y media para
    ejercitarse, hablándole de para qué es el hombre criado, se le puede dar
    asimismo por espacio de media hora el examen particular, y después el
    mismo general, y modo de confesar y comulgar; haciendo tres días cada
    mañana por espacio de una hora la meditación del primero, segundo y
    tercer pecado (n.45); después otros tres días a la misma hora la
    meditación del proceso de los pecados (n.55); después por otros tres
    haga la meditación de la penas que corresponden a los pecados 9n. 65); y
    se les darán en las tres meditaciones las diez adiciones (n. 73),
    siguiendo en los misterios de Cristo nuestro Señor el mismo modo de
    proceder que se declara más adelante a lo largo de los mismos
    Ejercicios.»

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