Período Preclásico mesoamericano
[[Archivo:Mexico.Tab.LaVenta.01.jpg|right|thumb|200px|
[[Archivo:Tlatilco.jpg|thumbnail|El Acróbata
es una pieza arqueológica perteneciente a la cultura de Tlatilco. Este
sitio es célebre por la gran cantidad de obras de alfarería encontrdas
en sus tumbas. En la pieza se observa una clara influencia olmeca.]]
A lo largo del Preclásico Temprano, se encontraba inmersa en un
proceso de diversificación cultural. En las diversas regiones que
componen el área surgieron diferentes tradiciones culturales.
De igual manera, la diversidad ecológica fue un factor dominante en
la especialización de las actividades económicas. Sin embargo, ningún
grupo podía producir todos los insumos para su subsistencia. Por ello se
formaron redes de intercambio comercial, incipientes en este periodo, y
relacionadas con las preexistentes en el Cenolítico Superior, que
permitieron a las sociedades involucradas en ellas disponer de recursos
provenientes de regiones distantes.
El comercio
tomó, desde entonces, un papel central en la conformación de la
civilización mesoamericana. El intercambio comercial fue el vehículo que
facilitó el intercambio cultural entre los mesoamericanos. En el
Preclásico Temprano, sin embargo, prevalecen los estilos regionales (por
lo menos como se observan en los restos arqueológicos correspondientes a
la época), aunque es posible hablar de un proceso civilizatorio incipiente (como lo llamaba Darcy Ribeiro), que había permitido que todas las culturas del área estuvieran basadas en la agricultura del maíz, y también había sentado los cimientos del sistema de creencias mesoamericanas, expresado en el culto a los elementos.
Durante este periodo, el tipo de asentamiento humano característico debió ser la aldea. Hacia el final de este horizonte algunas de ellas crecieron en población y llegarían a ser dominantes, como El Opeño en Occidente; Tlatilco, Coapexco y Chalcatzingo en el Centro; y San José Mogote en Oaxaca.
Se trata de una aldea ubicada en el valle de Etla, uno de los Valles
Centrales de Oaxaca. La aldea de Mogote (cuyo nombre original es
desconocido) fue la más importante de las que se establecieron en la
región, y tuvo su mayor apogeo hacia el final del Preclásico Temprano.
Su declinación está claramente asociada con la construcción de Monte Albán, la capital clásica de los zapotecos,
hacia el final del Preclásico Medio. Mogote era una aldea de
agricultores, que controlaba la región central de Oaxaca (ocupada desde
ese tiempo por los zapotecos) y mantenía relaciones con el área olmeca.
Se trata de una zona que presenta evidencias de una ocupación
antiquísima. Durante el periodo Preclásico Temprano, el sitio principal
de la región fue Yucuita (del mixteco yuku=cerro, e ita=flor, de donde su nombre significa Cerro de las flores),
una aldea de unos pocos cientos de habitantes, fundada hacia el año
1400 a. C. La aldea contaba con una plataforma central de piedra, en
torno a la cual fueron construidas las chozas de sus habitantes. Más
tardío fue Monte Negro, contemporáneo de la Fase Monte Albán I, y una de las mayores aldeas protourbanas en la región de la Mixteca Alta.
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Monumento 1 de La Venta. La cultura olmeca es considerada tradicionalmente como cultura madre.
Sin embargo, en la actualidad los arqueólogos y antropólogos coinciden
en que el proceso civilizatorio mesoamericano fue producto de un
desarrollo combinado de diversas sociedades, que confluyeron en lo que
se llama cultura olmeca.La segunda parte del período que ahora nos ocupa es denominada Preclásico Medio,
y comprende los siglos que van de 1200-400 a. C. Se trata de una época
de intensos cambios tecnológicos, especialmente en los que respecta a la
agricultura. En algunas regiones clave del territorio mesoamericano se
construyen los primeros sistemas de irrigación o de control de aguas. En
su libro sobre la agricultura mesoamericana, Palerm
consideraba que la movilización de grandes cantidades de mano de obra
para la realización de los proyectos hidráulicas es un indicio de una
sociedad segmentada, con un Estado fuertemente centralizado.
es una de las características principales de las sociedades del
Preclásico Medio. Aparecen, asociados a estos sistemas hidráulicos,
complejos ceremoniales de arquitectura monumental permanente, es decir,
diseñados para perdurar en el tiempo. Los sistemas de irrigación
aparecen primero en el valle de Tehuacán, Puebla,
hacia el año 700 a. C.; unos cien años más tarde, en la cuenca lacustre
de México; y por el año 400 a. C., en los Valles Centrales de Oaxaca.
De modo paralelo a la modernización tecnológica de la agricultura, las
especies cultivables asociadas a éste período aumentaron en repertorio.
La eficiencia de la agricultura tuvo redundancia en otros campos de
la tecnología y economía mesoamericanas. De esta suerte, el Preclásico
Medio es un período de especialización en los procesos productivos. Este
fenómeno puede observarse a nivel interno de las diferentes sociedades,
sin embargo, más importante es la especialización regional. Los pueblos
mesoamericanos, como desde hacía mucho tiempo, habían explotado los
recursos de su nicho ecológico,
y habían tendido redes incipientes de intercambio. Pero en el
Preclásico Medio, los excedentes producidos por la agricultura
permitieron a una parte de la población ocuparse en actividades
diferentes del cultivo. De este modo, se producían excedentes tanto
agrícolas como en las manufacturas o la explotación de los recursos
naturales por medio de la minería, caza, pesca entre otras cosas
es decir, en el sistema de relaciones sociales. Aparecieron nuevos
grupos, como los artesanos, y los comerciantes cobraron una presencia
más importante. Además, como se había señalado antes, la sociedad en su
conjunto se estratificó,
y la clase dirigente (compuesta por la nobleza y los sacerdotes) se
definió más claramente como un grupo separado del pueblo llano. Esto es
posible saberlo por los restos encontrados en los entierros, por la
relativa riqueza de las ofrendas funerarias, las representaciones
iconógráficas, y, sobre todo, por la aparición de artículos suntuarios
de procedencia foránea.
De hecho, en esta época, es posible observar que las élites
regionales mantenían relaciones entre sí. La base de ellas era el
comercio, pero desde luego que éste estaba acompañado de cierta
actividad militar. En el estado actual de conocimiento de las sociedades
mesoamericanas, no resulta fácil dar una respuesta adecuada al papel de
los militares en las sociedades del Preclásico Medio. Sin embargo, como
lo indican numerosos monumentos en Monte Albán, en las Tierras Bajas mayas y el área nuclear olmeca, es seguro que por lo menos estas tres regiones testificaron el expansionismo zapoteca, maya y olmeca.
Por otro lado, el proceso de urbanización
incipiente en que se vieron inmersos algunas aldeas de Mesoamérica al
ocaso del Preclásico Temprano, toma en esta fase sus características más
claras. Las aldeas se convierten en ciudades, que repiten claramente la
segmentación de la vida social en los tipos de construcciones (los de
la élite suelen ser más suntuosos y duraderos que las viviendas
populares). Las ciudades mesoamericanas fueron construidas con base en
un plan concienzudo, que convirtió a los centros ceremoniales de esta
etapa en verdaderos observatorios astronómicos. Los ejes principales
están relacionados con puntos notables de observación astronómica
que permitían a los sacerdotes predecir llevar una contabilización del
tiempo. Sobresalen, como modelos urbanos de la época, las ciudades de La Venta, en Tabasco, y San José Mogote en Oaxaca.
en Mesoamérica. La primera, desde sus inicios, transmite información
política, y vinculados a ella, se encuentran registros cronológicos. Los
sistemas de escritura mesoamericana más antiguos corresponden a la cultura zapoteca. Las inscripciones más antiguas proceden del Monumento 3 San José Mogote, y de las lápidas del Edificio de los Danzantes en Monte Albán,
así como en las Estelas 12 y 13 del mismo sitio. Indican sucesos
fechados en el año 600 a. C. Algunas de estas inscripciones están
registradas sobre la base del calendario ritual de 260 días; otras
contienen cargadores y signos de años, y posiblemente también ya
incluyan símbolos nominativos de las veintenas en que los mesoamericanos
dividían el calendario solar de 365 días.
Se solía pensar que la escritura y el calendario mesoamericanos habían sido desarrollos culturales de los antiguos mayas. sin embargo, hoy se sabe que éstos lo recibieron de los olmecas, quienes a su vez podrían haberlo tomado de los zapotecos. Incluso, la famosa Cuenta Larga del tiempo de los mayas y su numeración posicional con base veinte, apareció primero entre los olmecas de las selvas del golfo.
que resume todos los desarrollos culturales de los mesoamericanos de
aquel tiempo. De esta cultura son los primeros indicios de escritura
y del uso de calendario. Debieron tener una estructura social muy
compleja que les permitió desarrollar su escultura y arquitectura
monumentales. Los principales sitios de esta cultura son La Venta, Tres Zapotes y San Lorenzo, ubicados en la llanura costera del Golfo de México. Estos sitios corresponden a la llamada área nuclear olmeca.
Sin embargo, se han encontrado objetos relacionados con esta cultura
en diversos sitios de Mesoamérica, sin que se hayan clarificado hasta el
momento las razones de estos hallazgos en lugares tan lejanos como Tibias (Costa Rica) y Tantoc (San Luis Potosí).
Los hallazgos de objetos olmecas fuera del área nuclear son
particularmente numerosos en las regiones del Centro y Guerrero. En la
primera, son emblemáticos sitios como Tlatilco (estado de México), Chalcatzingo (Morelos) y Las Bocas (Puebla).
Éste último es conocido porque durante la década de los setenta
aparecieron en el mercado de arte precolombino numerosas figurillas, que
supuestamente provenían del lugar, mismas que, después se supo,
realmente tenían un origen incierto. Sin embargo, excavaciones
realizadas en la década de 1990 revelaron la verdadera importancia de
"Las Bocas" como una de las pocas aldeas de que se conserven restos en
la actualidad.
Más problemática es la relación entre los olmecas y la región de Guerrero. Aquí se han encontrado por lo menos dos asentamientos que muestran indicios de ocupación humana —como Teopantecuanitlán y Oxtotitlán—, y otros varios donde aparecen muestras de la presencia olmeca, que podrían remitir a que, sitios como las Grutas de Juxtlahuaca
hayan tenido una importancia ceremonial para los portadores de la
cultura olmeca. Por otra parte, se presume que las relaciones de estos
grupos con las áreas oaxaqueña y Maya contribuyó con el desarrollo
cultural en esas regiones de las culturas zapoteca y maya.
permitido determinar que en aquélla región tuvo lugar un desarrollo
temprano de la cerámica. La principal característica de la cerámica de
esta región (datada entre el lejano 1800 y 1350 a. C.), es que a
diferencia de sus contemporáneas del valle de Tehuacán y la costa de Guerrero,
la cerámica de Barra, Locona y Ocós alcanza grandes alturas artísticas.
Esto ha hecho suponer que los portadores del complejo mixe-zoque
debieron haber mantenido contactos con los pueblos de Ecuador.
La Tradición del Istmo habría penetrado desde el territorio
Guatemalteco a la costa del Golfo, donde, en la confluencia de las
culturas zapoteca, mixe-zoque y protomaya, habría florecido. Durante el
período Preclásico Medio, la Gran Tradición del Istmo se extendió por la
costa del Pacífico desde Tehuantepec hasta El Salvador. La cerámica de La Blanca en Guatemala
es con mucho la más fina del Preclásico temprano y antecede por unos
600 años a la Olmeca más temprana, a la cual Michael Coe, curador
emérito del Museo Peabody de Harvard, llama una versión de campo de la
mucho más sofisticada Cerámica de La Blanca, por otra parte las
esculturas munumentales de la Cultura Monte Alto en el Pacífico de Guatemala, también anteceden por mucho a la Olmeca.1
Occidente de México la aparición de una tradición cerámica a la que
Isabel Kelly dio el nombre de cultura Capacha. Se han encontrado restos de ella en Colima, Jalisco y Sinaloa.
Los objetos más característicos de esta tradición son los tecomates
decorados con incisión, y las vasijas con cintura, en ocasiones tan
estrecha, que parecen dos vasijas, una colocada sobre la otra. Cuando la
cultura Capacha tuvo su auge, el Occidente no formaba una unidad
cultural bien definida, como sí ocurría con los pueblos de otras áreas,
que se hallaban plenamente integrados entre sí y al sistema
mesoamericano.
(400 a. C.-150 d. C.). Se trata de una época de diversificación
cultural y asimilación de los elementos olmecas en los sistemas
culturales de cada pueblo. Con esa base dieron comienzo varias de las
tradiciones más importantes de Mesoamérica. Sin embargo, Cuicuilco, en el sur del valle de México, y la Chupícuaro, en Michoacán,
serían las más importantes. La primera llegó a convertirse en la mayor
ciudad de Mesoamérica y principal centro ceremonial del Valle de México;
y mantenía relaciones con Chupícuaro. La declinación de Cuicuilco es
paralela a la emergencia de Teotihuacan, y se consuma con la erupción del volcán Xitle (circa
150 d. C.), que motivó la migración de sus pobladores al norte del
valle de México. La cultura Chupícuaro es conocida sobre todo por su
producción alfarera, cuyas huellas se han detectado por una amplia zona
ubicada entre el Bajío y la cuenca lacustre.
Hacia el final del Preclásico había comenzado la planificación de las
ciudades que llegarían a ser emblemáticas de Mesoamérica, como Monte Albán y Teotihuacan.
[[Archivo:Tlatilco.jpg|thumbnail|El Acróbata
es una pieza arqueológica perteneciente a la cultura de Tlatilco. Este
sitio es célebre por la gran cantidad de obras de alfarería encontrdas
en sus tumbas. En la pieza se observa una clara influencia olmeca.]]
A lo largo del Preclásico Temprano, se encontraba inmersa en un
proceso de diversificación cultural. En las diversas regiones que
componen el área surgieron diferentes tradiciones culturales.
De igual manera, la diversidad ecológica fue un factor dominante en
la especialización de las actividades económicas. Sin embargo, ningún
grupo podía producir todos los insumos para su subsistencia. Por ello se
formaron redes de intercambio comercial, incipientes en este periodo, y
relacionadas con las preexistentes en el Cenolítico Superior, que
permitieron a las sociedades involucradas en ellas disponer de recursos
provenientes de regiones distantes.
El comercio
tomó, desde entonces, un papel central en la conformación de la
civilización mesoamericana. El intercambio comercial fue el vehículo que
facilitó el intercambio cultural entre los mesoamericanos. En el
Preclásico Temprano, sin embargo, prevalecen los estilos regionales (por
lo menos como se observan en los restos arqueológicos correspondientes a
la época), aunque es posible hablar de un proceso civilizatorio incipiente (como lo llamaba Darcy Ribeiro), que había permitido que todas las culturas del área estuvieran basadas en la agricultura del maíz, y también había sentado los cimientos del sistema de creencias mesoamericanas, expresado en el culto a los elementos.
Durante este periodo, el tipo de asentamiento humano característico debió ser la aldea. Hacia el final de este horizonte algunas de ellas crecieron en población y llegarían a ser dominantes, como El Opeño en Occidente; Tlatilco, Coapexco y Chalcatzingo en el Centro; y San José Mogote en Oaxaca.
Índice
San José Mogote, Oaxaca
Una de las primeras manifestaciones de arquitectura monumental en Mesoamérica es el centro ceremonial de San José Mogote.Se trata de una aldea ubicada en el valle de Etla, uno de los Valles
Centrales de Oaxaca. La aldea de Mogote (cuyo nombre original es
desconocido) fue la más importante de las que se establecieron en la
región, y tuvo su mayor apogeo hacia el final del Preclásico Temprano.
Su declinación está claramente asociada con la construcción de Monte Albán, la capital clásica de los zapotecos,
hacia el final del Preclásico Medio. Mogote era una aldea de
agricultores, que controlaba la región central de Oaxaca (ocupada desde
ese tiempo por los zapotecos) y mantenía relaciones con el área olmeca.
La Mixteca
La Mixteca es una región compartida por los actuales estados de Oaxaca, Puebla y Guerrero.Se trata de una zona que presenta evidencias de una ocupación
antiquísima. Durante el periodo Preclásico Temprano, el sitio principal
de la región fue Yucuita (del mixteco yuku=cerro, e ita=flor, de donde su nombre significa Cerro de las flores),
una aldea de unos pocos cientos de habitantes, fundada hacia el año
1400 a. C. La aldea contaba con una plataforma central de piedra, en
torno a la cual fueron construidas las chozas de sus habitantes. Más
tardío fue Monte Negro, contemporáneo de la Fase Monte Albán I, y una de las mayores aldeas protourbanas en la región de la Mixteca Alta.
Preclásico medio
Monumento 1 de La Venta. La cultura olmeca es considerada tradicionalmente como cultura madre.
Sin embargo, en la actualidad los arqueólogos y antropólogos coinciden
en que el proceso civilizatorio mesoamericano fue producto de un
desarrollo combinado de diversas sociedades, que confluyeron en lo que
se llama cultura olmeca.
y comprende los siglos que van de 1200-400 a. C. Se trata de una época
de intensos cambios tecnológicos, especialmente en los que respecta a la
agricultura. En algunas regiones clave del territorio mesoamericano se
construyen los primeros sistemas de irrigación o de control de aguas. En
su libro sobre la agricultura mesoamericana, Palerm
consideraba que la movilización de grandes cantidades de mano de obra
para la realización de los proyectos hidráulicas es un indicio de una
sociedad segmentada, con un Estado fuertemente centralizado.
Transformaciones económicas
En consonancia con Palerm, López Austin y López Luján dicen que precisamente la estratificación sociales una de las características principales de las sociedades del
Preclásico Medio. Aparecen, asociados a estos sistemas hidráulicos,
complejos ceremoniales de arquitectura monumental permanente, es decir,
diseñados para perdurar en el tiempo. Los sistemas de irrigación
aparecen primero en el valle de Tehuacán, Puebla,
hacia el año 700 a. C.; unos cien años más tarde, en la cuenca lacustre
de México; y por el año 400 a. C., en los Valles Centrales de Oaxaca.
De modo paralelo a la modernización tecnológica de la agricultura, las
especies cultivables asociadas a éste período aumentaron en repertorio.
La eficiencia de la agricultura tuvo redundancia en otros campos de
la tecnología y economía mesoamericanas. De esta suerte, el Preclásico
Medio es un período de especialización en los procesos productivos. Este
fenómeno puede observarse a nivel interno de las diferentes sociedades,
sin embargo, más importante es la especialización regional. Los pueblos
mesoamericanos, como desde hacía mucho tiempo, habían explotado los
recursos de su nicho ecológico,
y habían tendido redes incipientes de intercambio. Pero en el
Preclásico Medio, los excedentes producidos por la agricultura
permitieron a una parte de la población ocuparse en actividades
diferentes del cultivo. De este modo, se producían excedentes tanto
agrícolas como en las manufacturas o la explotación de los recursos
naturales por medio de la minería, caza, pesca entre otras cosas
Transformaciones sociales
Todo lo anterior no dejó de tener ciertas repercusiones en la estructura social,es decir, en el sistema de relaciones sociales. Aparecieron nuevos
grupos, como los artesanos, y los comerciantes cobraron una presencia
más importante. Además, como se había señalado antes, la sociedad en su
conjunto se estratificó,
y la clase dirigente (compuesta por la nobleza y los sacerdotes) se
definió más claramente como un grupo separado del pueblo llano. Esto es
posible saberlo por los restos encontrados en los entierros, por la
relativa riqueza de las ofrendas funerarias, las representaciones
iconógráficas, y, sobre todo, por la aparición de artículos suntuarios
de procedencia foránea.
De hecho, en esta época, es posible observar que las élites
regionales mantenían relaciones entre sí. La base de ellas era el
comercio, pero desde luego que éste estaba acompañado de cierta
actividad militar. En el estado actual de conocimiento de las sociedades
mesoamericanas, no resulta fácil dar una respuesta adecuada al papel de
los militares en las sociedades del Preclásico Medio. Sin embargo, como
lo indican numerosos monumentos en Monte Albán, en las Tierras Bajas mayas y el área nuclear olmeca, es seguro que por lo menos estas tres regiones testificaron el expansionismo zapoteca, maya y olmeca.
Por otro lado, el proceso de urbanización
incipiente en que se vieron inmersos algunas aldeas de Mesoamérica al
ocaso del Preclásico Temprano, toma en esta fase sus características más
claras. Las aldeas se convierten en ciudades, que repiten claramente la
segmentación de la vida social en los tipos de construcciones (los de
la élite suelen ser más suntuosos y duraderos que las viviendas
populares). Las ciudades mesoamericanas fueron construidas con base en
un plan concienzudo, que convirtió a los centros ceremoniales de esta
etapa en verdaderos observatorios astronómicos. Los ejes principales
están relacionados con puntos notables de observación astronómica
que permitían a los sacerdotes predecir llevar una contabilización del
tiempo. Sobresalen, como modelos urbanos de la época, las ciudades de La Venta, en Tabasco, y San José Mogote en Oaxaca.
El calendario y la escritura
Relacionados con los procesos de complejización de la vida social y la tecnología, aparecen la escritura y el calendario
en Mesoamérica. La primera, desde sus inicios, transmite información
política, y vinculados a ella, se encuentran registros cronológicos. Los
sistemas de escritura mesoamericana más antiguos corresponden a la cultura zapoteca. Las inscripciones más antiguas proceden del Monumento 3 San José Mogote, y de las lápidas del Edificio de los Danzantes en Monte Albán,
así como en las Estelas 12 y 13 del mismo sitio. Indican sucesos
fechados en el año 600 a. C. Algunas de estas inscripciones están
registradas sobre la base del calendario ritual de 260 días; otras
contienen cargadores y signos de años, y posiblemente también ya
incluyan símbolos nominativos de las veintenas en que los mesoamericanos
dividían el calendario solar de 365 días.
Se solía pensar que la escritura y el calendario mesoamericanos habían sido desarrollos culturales de los antiguos mayas. sin embargo, hoy se sabe que éstos lo recibieron de los olmecas, quienes a su vez podrían haberlo tomado de los zapotecos. Incluso, la famosa Cuenta Larga del tiempo de los mayas y su numeración posicional con base veinte, apareció primero entre los olmecas de las selvas del golfo.
Los sitios del Preclásico medio
Presencia olmeca en el Golfo, Centro y Guerrero
Durante este periodo tiene lugar el desarrollo de la cultura olmeca,que resume todos los desarrollos culturales de los mesoamericanos de
aquel tiempo. De esta cultura son los primeros indicios de escritura
y del uso de calendario. Debieron tener una estructura social muy
compleja que les permitió desarrollar su escultura y arquitectura
monumentales. Los principales sitios de esta cultura son La Venta, Tres Zapotes y San Lorenzo, ubicados en la llanura costera del Golfo de México. Estos sitios corresponden a la llamada área nuclear olmeca.
Sin embargo, se han encontrado objetos relacionados con esta cultura
en diversos sitios de Mesoamérica, sin que se hayan clarificado hasta el
momento las razones de estos hallazgos en lugares tan lejanos como Tibias (Costa Rica) y Tantoc (San Luis Potosí).
Los hallazgos de objetos olmecas fuera del área nuclear son
particularmente numerosos en las regiones del Centro y Guerrero. En la
primera, son emblemáticos sitios como Tlatilco (estado de México), Chalcatzingo (Morelos) y Las Bocas (Puebla).
Éste último es conocido porque durante la década de los setenta
aparecieron en el mercado de arte precolombino numerosas figurillas, que
supuestamente provenían del lugar, mismas que, después se supo,
realmente tenían un origen incierto. Sin embargo, excavaciones
realizadas en la década de 1990 revelaron la verdadera importancia de
"Las Bocas" como una de las pocas aldeas de que se conserven restos en
la actualidad.
Más problemática es la relación entre los olmecas y la región de Guerrero. Aquí se han encontrado por lo menos dos asentamientos que muestran indicios de ocupación humana —como Teopantecuanitlán y Oxtotitlán—, y otros varios donde aparecen muestras de la presencia olmeca, que podrían remitir a que, sitios como las Grutas de Juxtlahuaca
hayan tenido una importancia ceremonial para los portadores de la
cultura olmeca. Por otra parte, se presume que las relaciones de estos
grupos con las áreas oaxaqueña y Maya contribuyó con el desarrollo
cultural en esas regiones de las culturas zapoteca y maya.
La gran tradición del Istmo o complejo mixe-zoque
Los hallazgos arqueológicos en la zona del istmo de Tehuantepec hanpermitido determinar que en aquélla región tuvo lugar un desarrollo
temprano de la cerámica. La principal característica de la cerámica de
esta región (datada entre el lejano 1800 y 1350 a. C.), es que a
diferencia de sus contemporáneas del valle de Tehuacán y la costa de Guerrero,
la cerámica de Barra, Locona y Ocós alcanza grandes alturas artísticas.
Esto ha hecho suponer que los portadores del complejo mixe-zoque
debieron haber mantenido contactos con los pueblos de Ecuador.
La Tradición del Istmo habría penetrado desde el territorio
Guatemalteco a la costa del Golfo, donde, en la confluencia de las
culturas zapoteca, mixe-zoque y protomaya, habría florecido. Durante el
período Preclásico Medio, la Gran Tradición del Istmo se extendió por la
costa del Pacífico desde Tehuantepec hasta El Salvador. La cerámica de La Blanca en Guatemala
es con mucho la más fina del Preclásico temprano y antecede por unos
600 años a la Olmeca más temprana, a la cual Michael Coe, curador
emérito del Museo Peabody de Harvard, llama una versión de campo de la
mucho más sofisticada Cerámica de La Blanca, por otra parte las
esculturas munumentales de la Cultura Monte Alto en el Pacífico de Guatemala, también anteceden por mucho a la Olmeca.1
Capacha
Aproximadamente al inicio del Preclásico Medio, tuvo lugar en elOccidente de México la aparición de una tradición cerámica a la que
Isabel Kelly dio el nombre de cultura Capacha. Se han encontrado restos de ella en Colima, Jalisco y Sinaloa.
Los objetos más característicos de esta tradición son los tecomates
decorados con incisión, y las vasijas con cintura, en ocasiones tan
estrecha, que parecen dos vasijas, una colocada sobre la otra. Cuando la
cultura Capacha tuvo su auge, el Occidente no formaba una unidad
cultural bien definida, como sí ocurría con los pueblos de otras áreas,
que se hallaban plenamente integrados entre sí y al sistema
mesoamericano.
Preclásico tardío o protoclásico
La declinación de la cultura olmeca dio origen al periodo Preclásico Tardío(400 a. C.-150 d. C.). Se trata de una época de diversificación
cultural y asimilación de los elementos olmecas en los sistemas
culturales de cada pueblo. Con esa base dieron comienzo varias de las
tradiciones más importantes de Mesoamérica. Sin embargo, Cuicuilco, en el sur del valle de México, y la Chupícuaro, en Michoacán,
serían las más importantes. La primera llegó a convertirse en la mayor
ciudad de Mesoamérica y principal centro ceremonial del Valle de México;
y mantenía relaciones con Chupícuaro. La declinación de Cuicuilco es
paralela a la emergencia de Teotihuacan, y se consuma con la erupción del volcán Xitle (circa
150 d. C.), que motivó la migración de sus pobladores al norte del
valle de México. La cultura Chupícuaro es conocida sobre todo por su
producción alfarera, cuyas huellas se han detectado por una amplia zona
ubicada entre el Bajío y la cuenca lacustre.
Hacia el final del Preclásico había comenzado la planificación de las
ciudades que llegarían a ser emblemáticas de Mesoamérica, como Monte Albán y Teotihuacan.
Véase también
Bibliografía
- Ramírez, Felipe (1996). "Temamatla: Una visión del horizonte
Formativo desde la Cuenca de México"/Tesis de Licenciatura/Escuela
Nacional de Antropología e Historia/INAH-SEP/México. - Ramírez, Felipe, Lorena Gámez y Fernán González (2000). La cerámica de Temamatla/IIA-UNAM/México.
- Serra Puche, Mari Carmen y Felipe Ramírez (2001). "Temamatla, un
sitio del horizonte formativo en el sureste de la Cuenca de
México"/Revista Expresión Antropológica/No. 12/mayo-agosto/Centro
Cultural Mexiquense/Toluca, Edo. de Méx./México.
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